
Hablando, hablando, un amigo juntó ambos conceptos, facilidad y felicidad, en una frase. Le robo la yuxtaposición de las palabras.
La felicidad está de moda.
En la actualidad hablamos en superlativos. La felicidad acostumbraba a ser un estado momentáneo. Ahora, cuando decimos felicidad, me parece que nos referimos a lo que antes llamábamos satisfacción. Aunque ciertamente, una vida llena de momentos de felicidad equivale a una vida feliz siempre y cuando no se alternen con momentos de gran infelicidad. Nos quedamos pues con el término de felicidad para indicar un estado de bien-estar más o menos sostenido.
Facilidad y felicidad. La felicidad ocurre a veces, de repente. Mantenerla no es fácil. Se tiende a pensar que aquellos que tienen una vida mas fácil son mas felices. Fácil en el sentido de tener facilidades como dinero, salud, un buen trabajo, compañer@, ..., buen@s hij@s, padres, ... Lo que observamos parece contradecirlo.
Personas con muy poca facilidad en sus vidas y niveles de felicidad más que deseables. Pérdidas, a veces irrecuperables, de facilidades elevan el nivel de felicidad en aquellos que han aprendido a valorar lo que tienen. Con la edad reflexionas acerca de la importancia no tanto de tener facilidades sino de unas pocas cosas elementales y sientes mayor felicidad.
No voy a negar que las facilidades facilitan la felicidad. Hasta cierto punto.
Algunas personas parecen tener una predisposición para ella (sería pues una facilidad innata).
Otras tiene capacidad para el aprendizaje. Eso me parece útil e interesante.
Queda claro lo que ya sabíamos, que no es nada fácil el tema de la felicidad. Los estudiosos del tema dicen que depende en gran medida de la actitud con la que uno afronta las facilidades y difacilidades (dificultades) de la vida. Estoy de acuerdo.