13/9/09

Cortesía descortés.


La cortesía es uno de los términos que a menudo se confunden con la amabilidad.

No se trata hoy y aquí de definir de nuevo la amabilidad. Ni lo que es la cortesía. Cortesía es reírle las gracias al anfitrión cuando uno es el invitado, comentar que lo que está explicando es interesante y aceptar tomar café en el lugar preferido (del anfitrión). Hasta aquí estaríamos todo@s de acuerdo.

Cambio la perspectiva. El presidente del Gobierno del país en el que vivo le ríe las gracias y encuentra interesantes las manifestaciones machistas a ultranza de un personaje impresentable (no solo por su machismo) y toma café con él en un supuesto prostíbulo de lujo de su grandísima propiedad.

El machismo es un tipo de violencia hacia las mujeres, es la semilla de la violencia de género. Apoyar con cortesía manifestaciones de machismo es como mínimo una descortesía hacia todas las mujeres que representamos la mitad de la humanidad.

No me voy a meter en análisis políticoeconómicos, ni en como algunas mujeres acaban defendiendo públicamente en cargos de muy alta responsabilidad agravios de tal magnitud.

Respetar la falta de respeto es incurrir en esta misma falta de respeto. Existe la cortesía positiva y la negativa, (ver definición en http://es.wikipedia.org/wiki/Cortes%C3%ADa). Esta última hubiese sido una mejor opción pero no se hizo uso de la misma. Y tampoco una disculpa pública a posteriori.

Y todo ello para mayor insulto hacia las prostitutas que por su condición de pobreza, marginalidad, ilegalidad, ... por no tener derechos no tienen ni el de su propia imagen. Mientras se cierra el Raval, el presidente del Gobierno (des)cortesmente toma café en un prostíbulo de lujo (en agenda extraoficial, claro). Nada nuevo bajo el sol que viene observando a los humanos desde hace siglos.

Y también habrá estado viendo la milenaria lucha por la dignidad y el respeto de aquell@s que se lo merecen y no lo tienen. Las mujeres seguimos perteneciendo a este grupo.

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