4/3/09

A propósito del 8 de marzo - La nueva esclavitud de la mujer.


La proximidad del día de la mujer trabajadora es una buena ocasión para reflexionar sobre una nueva forma de esclavitud a la que la mujer se somete, al parecer de forma voluntaria. ¿o no? 

Las mujeres  (y también los hombres, diría yo) del siglo XXI estamos en deuda con la lucha feminista que nos ha aportado derechos básicos, tan básicos que ya ni los apreciamos por obvios que nos parecen. De esta forma las mujeres europeas recibimos una buena educación, a partir de la mayoría de edad votamos, ... Todo ello sin la consciencia de que históricamente estos hechos son muy recientes, de que no todas vivimos en Europa y que se obtuvieron gracias a una lucha entregada de unas pocas (sin olvidar a los poquísimos).

Queda camino por recorrer. Seguimos viviendo en sociedades machistas  que permiten hechos insólitos como un sueldo más bajo por el mero hecho de ser mujer a igualdad (¿?, digamos que como mínimo igualdad) de trabajo y tremendamente explícito como lo es la mortalidad por violencia de género. La migración y su triste contribución con un elevado porcentaje de víctimas mortales deja poco margen de duda al papel protagonista que le toca a los modelos patriarcales en el drama de la violencia de género.

Gracias al  esfuerzo, sufrimiento, perseverancia y valentía, en primer lugar las propias víctimas, la violencia de género strictu sensu ha salido de las zonas de oscuridad, del silencio cómplice, del silencio fruto del miedo. Se ha hecho visible, legislable, denunciable, paliable, ... y ¡seamos optimistas! evitable.

Sale en los medios, mejor o peor tratado el tema, (en esto no voy a entrar, lo dejo para la/os especialista/os) y por ende existe. Han/hemos luchado por ello. Mientras, poco a poco, casi sin notarlo, con nuestro consentimiento hemos permitido, incluso favorecido, un nuevo tipo de violencia.

También de género. 

Desde siempre a la mujer se la ha valorado por su belleza y hasta hace poco por su capacidad reproductora. Hasta hace poco la belleza de la mujer en cuanto a ideal de la misma estaba íntimamente ligada a la fecundidad. Formas orondas seductoras y prometedoras de descendencia abundante y bien alimentada.

Hallamos variaciones según cultura y época histórica acerca del ideal de belleza de la mujer pero nunca desligada a su función básica, la reproducción.

En un mundo superpoblado como el nuestro, con medios de reproducción de avanzada tecnología y un gran mercado donde escoger para adoptar, en Occidente la fertilidad no tiene ya valor de supervivencia. Les toca a los sociólogos explicar en detalle por que caminos la mujer andrógina se ha convertido en ideal estético más allá de lo saludable y paradójicamente en símbolo de status socioeconómico elevado. Mi contribución aquí pretende ser meramente descriptiva. El hecho es que  aunque te puedas permitir comer cada día razonablemente bien estás esclavizada por el ideal de belleza a beber agua y comer unas cuantas hojas de lechuga. ¡No vayan a confundirte con una rusa o ecuatoriana!

Los cambios fisiológicos que se producen durante la menopausia tampoco son admitidos (en esto nuestras madres, abuelas, ... lo tuvieron mejor) y como que la naturaleza es muy obtusa, en muchos casos deben de combatirse con intervenciones quirúrgicas. !Negocio, negocio! Y, peor aún el riesgo que conlleva toda intervención médica. ¡De nuevo la mujer como objeto, como florero! El hombre de un cierto poder adquisitivo recambia su mujer si no se atiene a un cierto ideal. Y quién no se crea la correlación entre tipo y poder adquisitivo que vaya a la playa de la Barceloneta y a la Cala de Sa Tuna, por ejemplo, y compare.

Delgadez y ¡juventud! ¡Eterna juventud! Ni una arruga por favor. Han librado las batallas las feministas y sufragistas de antaño para que pudiésemos estudiar en las Universidades y votar y ¿no entendemos que el envejecimiento es un fenómeno natural en el que entre otras muchas cosas la piel se arruga? ¿ tampoco entendemos el riesgo que conlleva inyectarse sustancias extrañas, pasar una y otra vez por el quirófano? ¿No entendemos el negocio obsceno  que se hace porque seguimos permitiendo ser esclavas de nuestro físico? ¿Como la mujer rica humilla a la pobre luciendo una estirada cara sobre un flaco esqueleto?

¿Será que realmente somos más tontas? Porque hace falta serlo un rato para no entender que la lucha contra la arruga es cara, peligrosa para la salud, ridícula y finalmente inútil. 

Como le oí decir recientemente a una mujer lúcida " después de haber estudiado, habernos casado, criar nuestros hijos, llevar una casa, con más o menos "ayuda", desempeñar nuestra profesión, mostrarnos válidas en todos los campos de la vida nos hemos ganado el derecho a lucir nuestro cuerpo y nuestra cara tal como son, con arrugas y todos los signos de una vida vivida con dignidad ". Y, añado yo, sin huellas de un nuevo tipo de violencia contra la mujer, la de la cirugía y otros manejos de la industria millonaria de la Estética. 

Me declaro en contra de la nueva esclavitud que ejerce un modelo de belleza antibiológico y a favor del derecho de tratar a nuestro cuerpo con amabilidad, a lucir con dignidad y orgullo nuestro cuerpo año tras año, arruga más arruga.

1 comentario:

Mercè Fargas mariademerce dijo...

Hola Ria,
estoy contigo!!
un voto en contra de estar moda machista,y un voto a favor de la arruga!!!
nuestra arruga, la que nos habla de nuestros gestos, nuestras sonrisas, nuestros excesos... pero ante todo, nuestros.. renunciar a ello es negarse un poquito??
un beso
Mercè