6/7/09

MIRAR, VER, SER VISTO



Miramos todo el rato. Todas las personas miran. No hay dos personas que miren igual. Nuestras miradas nos caracterizan. No siempre miramos de la misma manera. La(s) mirada(s) va(n) cambiando con los años. Y de momento a momento.

Hay miradas de cariño, de amor, amables, empáticas, cómplices, ... tristes, desesperadas, ... inquisidoras, castigadoras, ...

La mirada expresa los pensamientos, emociones, sentimientos, sensaciones de las personas. Algún día la neurobiología nos lo sabrá explicar mejor.

Hay miradas que miran.

Hay miradas que miran y ven.

Hay miradas que consuelan.

Hay miradas cómplices.

Hay miradas cálidas, suaves, que acarician.

Hay miradas respetuosas que a su vez inspiran respeto.

Hay miradas que ni miran ni ven ni dejan mirarse. Son miradas atrincheradas que eluden el contacto.

Hay miradas controladoras, desconfiadas, ... Crean a su vez desconfianza y distancia.

Hay miradas que ejercen poder, devastadora arma con la que castigar, intimidar. Bien lo saben los seres autoritarios y mejor aun los perversos. Y sus víctimas.

Hay no-miradas que humillan, que desprecian como el peor de los insultos y duelen más que la peor de las palizas. Bien lo saben las personas que han sido excluidas por la sociedad.

Hay miradas comprometidas que miran y de esta forma dignifican a aquellos que no existen para la sociedad por pobreza, enfermedad, etnia, diversidad, ....

El lenguaje de la mirada es probablemente el más elocuente. Dicen que "la mirada es el espejo del alma" pero no menos cierto es que las miradas penetran directamente en el alma.

Todos necesitamos ser mirados y vistos. Existimos, en parte, a través de la mirada de los otros. Necesitamos ser vistos para saber que no estamos solos.

La mirada es el lugar concreto en el que se produce el encuentro del ser que somos con nuestro entorno. Instante a instante. En esta interacción ejercemos nuestra libertad como seres humanos que somos. El derecho y la obligación de escoger nuestra personal y particular mirada.

¿Porqué escribo esto? Porque tengo la sensación de que la mayoría no somos suficientemente conscientes del poder y potencial de la mirada. Porque creo que mirar con atención, respeto, curiosidad y amabilidad para ver sin ningún tipo de prejuicio es un arte que deberíamos cultivar.

Y sobretodo porque debemos ser conscientes, muy conscientes del daño de la no-mirada, la mirada que nos ahorramos para no sufrir o para despreciar, para no ver la miseria o aquello con lo que no comulgamos. Solo el no-respeto no debe ser respetado, y aún y así, quizás nuestra mirada tenga la capacidad de sembrar la semilla del respeto.

Miremos, pues, siempre, y con amabilidad.

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