7/10/09

Con motivo del Día Europeo de la Depresión.




NO AL ESTIGMA

La persona que sufre una depresión debe afrontar una doble dificultad para recuperarse: la enfermedad en sí y los prejuicios y discriminaciones que recibe por padecerla (el estigma social), una carga de sufrimiento innecesaria que incrementa los problemas de la enfermedad y constituye uno de los principales obstáculos para el éxito del tratamiento y de la recuperación.

Los sentimientos de vergüenza y estigmatización que provoca la depresión en el afectado, sus familiares y amigos es una de las causas por las que el diagnóstico se realiza de forma tardía ( y con menos probabilidades de éxito). Asimismo, la sociedad cierra muchas puertas: sanitarias, laborales, de vivienda o de relaciones sociales. El trato recibido es de inferioridad. El estigma es la etiqueta que se le pone a la persona y resulta muy difícil desprenderse de ella y llega incluso a ocultar a la persona. El lenguaje ya lo dice todo:el/la que sufre una depresión, pasa a ser “depresiva/o”. La persona es desposeída de su identidad, a partir de ese momento la enfermedad se convierte en su "nueva identidad".


La peor consecuencia: el autoestigma

Una de las consecuencias más graves de la discriminación es la creación del autoestigma. Los prejuicios se asumen como verdaderos. Por un lado se gasta mucha energía en ocultar el diagnóstico, una energía muy valiosa que podría ser utilizada a favor de la recuperación. Y se asumen como propias, reacciones emocionales negativas, cayendo en la autodiscriminación. Ello contribuye al fracaso del tratamiento, y a rechazar más la propia enfermedad que los familiares o el personal de los servicios de salud mental.

LA DEPRESION ES UNA ENFERMEDAD, GRAVE, QUE ME HA AFECTADO, ME ESTA AFECTANDO O ME PUEDE AFECTAR EN CUALQUIER MOMENTO. A MI O A TI



EL ESTIGMA NI AYUDA NI PREVIENE. 




LA SOLIDARIDAD Y LA COMPRENSION PREVIENEN Y CURAN


LA AMABILIDAD TAMBIEN. 



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