Se puede ser amable con uno mismo de muchas formas distintas. Y es importante hacerlo, continuamente, en las grandes y pequeñas cosas. Ser amable con uno mismo es por ejemplo estar en contacto con la naturaleza: darse un buen paseo por Collserola con una buena amiga, de estas que se orientan tan mal como una misma y el paseo dura el doble.
El contacto con la naturaleza nos aporta muchas cosas por el simplísimo hecho de ser nuestro habitat natural. ¿Sorprende? Pues es así, las calles asfaltadas, los pisos en los que vemos un trocito de cielo si tenemos suerte, los centros comerciales, el super, los pequeños o grandes espacios con iluminación artficial en los que la mayoría trabajamos no son para nada "nuestros" espacios.
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