29/1/12

Educar en la No violencia



Cada 30 de enero, aniversario de la muerte de Gandhi se celebra el Día de la Eduación en la No violencia.

Gandhi, la persona que fue, su vida y su activismo pacífico es un inmenso ejemplo de de la posibilidad de hacer frente de forma muy eficaz a la violencia institucional con métodos no violentos. Los seres humanos necesitamos referentes en los que inspirarnos, personas que por sus actos nos demuestran que realmente es posible vivir en concordancia con nuestros valores. Por ejemplo, la No violencia.

Las palabras educan, pero menos que las actitudes y los hechos. Si queremos (y debemos) educar en la No violencia lo esencial son nuestras propias conductas. Desgraciadamente a la mayoria de los humanos nos faltan, no se, supongo que muchas cualidades, la grandeza y sobre todo la fuerza de voluntad de ser como Gandhi, pero podemos intentar serlo un poco. Los pequeños gestos, detalles, las pequeñas actitudes son las que conforman finalmente una manera de ser, de vivir la vida. En un mundo violento, aunque no estemos en guerra y ETA ya no pone bombas. Aumenta la violencia institucional, crece un fenómeno nuevo, el maltrato de los hijos hacia sus madres (en algunos casos también hacia los padres), en los sitios de trabajo se sufre mucha violencias psicológica, ... Son fenómenos distintos que precisarían de un analisis profundo cada uno. Pero queda claro lo que sabemos y sufrimos: no estamos viviendo en una época de paz social.

En cuanto a modelo político todo indica que nos encaminamos hacia un capitalismo brutal. Y, a no ser que tengas la suerte de ser muy rico y la conciencia adormecida, esto genera mucho miedo. La ansiedad, el miedo de convertirte en nuevo pobre va en aumento. Si por alguna razón estás contento y tranquilo/a y te da por leer el periódico ¡zas! se te acabó la satisfacción. Actúa también toda una maquinaria destinada a crear este miedo. Emoción que convierte a las personas en más vulnerables, más manejables.

Es fácil decirlo, díficil hacerlo, pero imprescincible. Hemos de aprender a gestionar, manejar, neutralizar este miedo. La violencia nace del miedo, entre otras muchas cosas. Además el miedo se contagia a una velocidad pasmosa. Educar en la No violencia implica educar en la seguridad en uno mismo, en la lealtad a los propios valores, en la amabilidad, en saber decir que No. Somos individuos con capacidad de discernimiento y somos seres sociales. Esto nos da fuerza, si el miedo no nos paraliza.

La historia nos ha enseñado lo peligroso que son los momentos como el actual., en el que florece y se abona el miedo. ¿Cómo se empuja al ser humano hacia sistemas totalitarios, hacia la guerra sin hacer uso del miedo? Difícil lo tienen. Toca posicionarse, reflexionar, en singular y en plural, pensar en hoy y en mañana, ser conscientes de nuestra fuerza como ser humano individual y de la inmensa fuerza como colectivo.

La clave está en la amabilidad. Cualquier actitud amable (hacia nosotros mismos y los demás) será acertada.
La amabilidad es la capacidad de sentirse digno de ser amado y tratar amorosamente a los demás. De sentir todo nuestro valor y el de los demás. La amabilidad es el gran antídoto contra el miedo. Con amabilidad discurrimos con visión amplia y no de forma reactiva. Desde este lugar podemos buscar y encontrar soluciones no violentas y eficaces. Gandhi fue muerto, no estamos en la India, y el siglo XX ya pasó, pero el activismo No violento sigue siendo un modelo inspirador. Dejarse pisar no es una acto amable, lo es buscar una fórmula no violenta para que no te pisen. Si le tienes miedo al que te pisa posiblemente no la encontrarás. Y no olvidemos que la solidaridad, que tan buenos frutos ha dado a la humanidad no es mas que una expresión inteligente de la amabilidad.

Practicar la amabilidad activa implica muchas cosas y puede adoptar múltiples formas. Se trata de reflexionar y desarrollar ideas y estrategias basadas en este valor tan fundamental. Y, se entiende, educar en la No violencia.


La amabilidad es un antídoto contra el miedo y la violencia.



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